Directrices para la vida espiritual
Yoga a cualquier edad

Las prácticas de hatha yoga se pueden comenzar en cualquier momento de la vida, a cualquier edad. Se debe tener sinceridad, seriedad, fe, vigor y vitalidad. Proceder con cautela y paso a paso. Se debe evitar el esfuerzo excesivo. Las prácticas yóguicas les darán éxito si observan mouna (silencio interior), mitahara, moderación en la dieta y si practican japa (repetición del mantra utilizando una mala) y meditación. El éxito en asana, pranayama y otras prácticas yóguicas depende de la constitución. Por lo tanto, en el yoga existen diferentes ejercicios que se adaptan a diferentes personas.
Mediante las prácticas de hatha yoga se desarrolla un cuerpo físico perfecto y una mente perfecta. Con el hatha yoga uno puede combatir las enfermedades del cuerpo y de la mente, y alcanzar una salud radiante y la realización de Dios. Con la práctica del hatha yoga uno puede convertirse en un héroe espiritual, lleno de fuerza física, mental y espiritual.
El cuerpo está asociado internamente con la mente, mejor aún, el cuerpo es una contraparte de la mente; es una forma burda y visible de la mente sutil e invisible. Si hay dolor en un diente, en el estómago o en el oído, la mente se ve afectada de inmediato, deja de pensar correctamente; se agita, se altera y se perturba.
Seva es una expresión natural del amor. Expande el corazón y amplía la visión. Hay que servir con amor, amabilidad y cortesía y buscar oportunidades para servir, sin esperar a ser servido. El aspirante debe servir sin llamar la atención, en silencio, sin ningún tipo de publicidad. Debe hacer lo que es correcto y dejar que los resultados se cuiden por si solos. Cuando se sirve hay que dar todo el corazón, toda la mente y toda el alma. Para mejorar a los demás, el aspirante debe pensar en la mejor manera de utilizar su energía, su intelecto, su educación, su riqueza y su fuerza. La vida no se vive plenamente si no se sirve y ama a la humanidad.
Seva es una expresión natural del amor. Expande el corazón y amplía la visión. Sin esperar a ser servido, hay que servir con amor, amabilidad y cortesía y buscar oportunidades para servir. El aspirante debe servir sin ser llamativo, en silencio, sin ningún tipo de publicidad. Debe hacer lo que es correcto y dejar que los resultados se cuiden solos. Cuando se sirve hay que dar todo el corazón, la mente y el alma. El aspirante debe pensar en la mejor manera de utilizar su energía, su intelecto, su educación, su riqueza y su fuerza para mejorar a los demás. La vida no se vive plenamente si uno no sirve y ama a la humanidad.