Como el agua y el aceite
¿Se contamina nuestra vida espiritual al involucrarnos activamente en el mundo?

Swami Satyananda: muchas personas ven la vida espiritual, incluyendo el yoga, como algo separado de las actividades diarias y de la vida en general, pero esto es completamente equivocado. En el Yoga Vashista se narra la historia de un rey que estaba completamente abrumado por vairagya, el sentimiento de desapego. Había renunciado a su reino y se había ido a practicar meditación y penitencia en los bosques, muy lejos de su reino. Había abandonado a su mujer, la reina Chudala para que, en su ausencia, gobernara el reino. El rey no sabía que Chudala era una yoguini iluminada. Un día, ella se dio cuenta de que su esposo estaba desperdiciando el tiempo y decidió guiarlo. Se transportó psíquicamente a donde su esposo estaba sentado en meditación. La reina levitó frente a él y el rey abrió sus ojos y le preguntó: “¿Qué haces aquí?”. Ella respondió: “He venido a decirte que mientras estaba gobernando tu reino obtuve siddhis y que tú, mientras haces sadhana y meditación en el bosque, estás durmiendo”. Aterrado, el rey se dio cuenta de que su esposa decía la verdad. Le pidió que lo instruyera en la vida espiritual. Ella le dijo: “La vida material nunca puede contaminar la vida espiritual. El dinero y los deseos no pueden tocar el espíritu, puesto que son entidades eternamente diferentes”. Cuando se juntan el agua y el aceite, siempre permanecerán separados. De la misma manera, la vida material y la vida espiritual son totalmente diferentes. Una persona que piensa que la vida material puede contaminar la vida espiritual, va por mal camino. No es necesario que un aspirante evolucione solamente a través de la meditación. Una persona puede corregir, formular y efectuar la reorientación de su personalidad interna mientras trabaja en el mundo. Por lo tanto, no hay que renunciar al mundo sino utilizarlo para eliminar las propias fallas e imperfecciones.
Tomado del libro “Conversations on the Science of Yoga – Karma Yoga”, Volumen 4, Action with a Purpose. Transcrito en la Revista YOGA, febrero 2018
Si la mente no se mantiene limpia mediante la práctica continua de la meditación, se vuelve desequilibrada e impura. La meditación elimina la basura de la mente, pone fin a todo dolor y sufrimiento, y destruye las causas de la tristeza. Con una meditación gradual y silenciosa aprendan a ejercer un gran control sobre las corrientes nerviosas y músculos y a calmar las emociones, los sentimientos, los instintos y los impulsos efervescentes. A través de la práctica gradual y sistemática se puede dar una nueva orientación a los sentimientos. La mente mundana se puede transmutar completamente hacia una mente divina, serena y equilibrada.