Hari Om Tat Sat es un mantra muy antiguo que aparece en los Vedas. «Hari Om» es un mantra y «Om Tat Sat» es otro. He unido ambos en «Hari Om Tat Sat». Hari representa el universo manifiesto y la vida. Om representa la realidad no manifiesta y absoluta. Cuando utilizo la palabra «realidad», me refiero a la existencia total. Incluso puede utilizar la palabra Dios, no importa. Realidad, existencia, Dios, Brahman, absoluto, son todos términos sinónimos que apuntan a una sola cosa, pero que en realidad no la definen.
Esta realidad tiene dos etapas. Una se llama absoluta y la otra, manifiesta. Este universo burdo, con millones y millones de soles, lunas y estrellas, el espacio y las cosas más allá de ellos y más allá de esta pequeña Tierra, tanto como podamos llegar, todas estas cosas son manifestaciones de esa realidad. No es creación; esto debe quedar muy claro en su mente. Hay una diferencia entre el proceso de creación y el de manifestación. Usted toma algodón y hace hilo y luego una camisa. El algodón se ha convertido en una camisa, el algodón no ha creado una camisa. El algodón se ha transformado en una camisa. De la misma manera, existe una gran fuerza que es invisible. Salvo unos pocos que han alcanzado un nivel muy elevado, nadie puede conocerla, nadie puede verla y nadie la ha conocido ni visto. Quien la ha visto ha traspasado definitivamente el límite y nunca podrá vivir con nosotros. No es posible, salvo para unas pocas personas a las que llamamos avatares.
La realidad manifiesta, este mundo, está representada por el mantra Hari. Om es la realidad no manifiesta, lo invisible, lo no creado o lo absoluto. Hari Om Tat Sat significa «eso es verdad». Eso es lo que personalmente siento: que lo que veo con mis ojos y lo que está más allá de mis ojos son lo mismo, no son diferentes. El creador y la creación no son dos. El creador se ha manifestado en la creación. No ha creado una creación, sino que se ha manifestado o transformado en la creación. Todas estas verdades de las que hablo están representadas en el mantra «Hari Om TatSat». Cuando digo «Hari Om Tat Sat», me recuerda que lo visible y lo invisible son uno.
El trabajo social tiene dos vertientes: una implica hacer el bien por el bien de los demás y la otra realizar un servicio para tu propia purificación. Todo lo que hagas por los demás, al final llega a Dios. Se lo dedicas a Dios, no a los seres humanos. Tú eres solo un medio; Dios es quien lo recibe. Los hindúes, cristianos y musulmanes, todos tienen esta misma opinión y dicen lo mismo.
Responsabilidad social
Una persona que en su vida solo se interesa por la familia y los hijos también puede ser un agente de servicio. Sin embargo, ¿cuál debería ser la principal preocupación en la vida de una persona que ha dejado su hogar y no tiene nada que ver con su cónyuge, hijos o familia? Si no le importa la comida, el jabón, la pasta de dientes o las mantas, si no tiene preocupaciones ni necesidades, entonces debería convertirse en un medio para todos los demás. Este es un punto muy importante. Las personas no sólo tienen una responsabilidad con su familia, sino que también la tienen con la sociedad. No sólo soy responsable de mi institución, sino que también tengo una responsabilidad social.
Debemos cumplir con esa responsabilidad social, ya sea desde la perspectiva espiritual, convirtiéndonos en un instrumento de Dios, o trabajando por el bienestar de los demás utilizando nuestra riqueza. Esta elección depende de tu creencia. Aquellos que tienen inclinaciones espirituales pensarán según la primera perspectiva, y la gente moderna pensará: «Está bien, una parte de mis ingresos se destinará al bienestar de los demás». Esto está bien para los cabezas de familia, ya que necesitan mantener un equilibrio entre las obligaciones sociales y familiares. Un sannyasin, sin embargo, no tiene ninguna responsabilidad familiar. No debe tener ningún amigo; no debe tener ninguna relación con nadie. Debe preocuparse solo por los demás, especialmente por aquellos que no tienen a nadie que los cuide. Una persona joven puede cuidarse a sí misma, pero una persona enferma y anciana no puede cuidarse a sí misma. La responsabilidad social debe comenzar con esas personas.
La responsabilidad social es necesaria porque tenemos una obligación hacia la sociedad. En la antigüedad, esto se llamaba rina o deuda kármica: una deuda con Dios, una deuda con los sabios, una deuda con los padres, una deuda con todas las formas de vida y una deuda con la humanidad. Estas cinco deudas se llaman obligaciones sociales en el lenguaje moderno, y nunca te liberarás de ellas. Todo individuo está en deuda con la sociedad. Si no hay sociedad, no habrá seguridad. Tendrás que pagar tu deuda con la sociedad, pero ¿qué harás y cómo lo harás? Debería haber una manera, un medio. Las almas elevadas, los sabios y los sadhus son los medios. Podemos cumplir con nuestras obligaciones sociales a través de los sadhus. Estoy sentado aquí. Si quieres dar ganado, ¿a quién se lo darás? Yo sé quién lo necesita. Si quieres regalar una bicicleta, ¿a quién se la regalarás? Tú no lo sabes, pero yo sé a qué chica se le debe regalar. Desde que llegué aquí, todas las chicas han empezado a estudiar. Se han vuelto muy entusiastas.
Purificar la mente
El mayor error de nuestra sociedad es ofrecer quinientos litros de leche en un templo, pero no dar cinco litros de leche a un enfermo. La gente piensa: «No me bendecirán por darle leche a este enfermo; sin embargo, si ofrezco quinientos litros de leche a Shiva, él estará complacido y mi caso será desestimado por el tribunal». ¡Esto es fe! La fe de la gente ha perdido el rumbo. La fe también puede canalizarse en la dirección correcta. Mi gurú, Swami Sivananda, solía decir que ayudar a los demás no significa solo darles medicinas o ropa. El verdadero significado de ayudar a los demás está en que te estás purificando a ti mismo. Cuando ayudas a alguien, ¿dónde tiene lugar este acto? Tiene lugar en la mente, que se purifica. Solo cuando tu mente esté pura y tu espejo limpio podrás verte la cara.
Aquel a quien adoras en el templo, en piedra, en papel, no es otro que tú. Sin embargo, no eres capaz de olvidarte de ti mismo; no eres capaz de olvidar que eres una anciana, una tendera, un hombre de negocios, un industrial o un empleado. No puedes verte a ti mismo como Dios, porque estás convencido de que eres una anciana. Por eso adoras a Shiva, porque estás convencido de que él es Dios. Sin embargo, cuando tu corazón se vuelve puro, un espejo comienza a brillar y muestra que el Dios en esa roca es falso, y que la verdad es que Él no es otro que tú mismo.
En el Bhagavad Gita, los Vedas, los Upanishads y en innumerables libros sagrados, esto es lo que está escrito de principio a fin. Nuestra religión dice lo mismo. No critico la adoración de una forma, porque eso también es un camino. Dioses, diosas, asana, pranayama, meditación, concentración, autocontrol o lo que sea que hagas, eso es un camino. No critico el camino, pero es solo un camino, y no el destino. Es un medio, no el fin.
Cuando adoramos a Shiva, Rama, Ganesha o Devi, lo hacemos no como el medio sino como el fin. Es necesario hacerlo. Al creer que son la meta, eventualmente se entiende su verdadera naturaleza. Somos incapaces de ver la verdad. ¿Por qué? Se debe a la ausencia de afecto, amor, compasión y devoción: el afecto que existe entre hermano y hermana, el amor entre hombre y mujer, la compasión que un hombre feliz siente por uno infeliz y la devoción que sentimos por el poder de Dios. El afecto, el amor, la compasión y la devoción, estos cuatro suavizan la vida. La forma en que el hierro se funde cuando se calienta y se le puede dar cualquier forma; de la misma manera, para derretir este duro corazón, para ablandarlo, estos cuatro son necesarios.
Rabindranath Tagore dijo: «Suaviza tu prana con afecto, amor, compasión y devoción». Aquí la palabra prana significa toda tu vida, no la respiración. Tu prana no es suave, tu vida no es suave. Si tus hijos, tu cónyuge o tus parientes cercanos estuvieran sufriendo, ¿no te preocuparías por ellos? Por supuesto que sí, sin embargo, no te preocuparías por tus vecinos. Si te enteraras de sus problemas, dirías: «¿Quieres que llame al médico? ¿Debo llamarlo por teléfono?». Puedes dar dinero o prestarle tu auto, puedes hacer muchas cosas, pero no tendrías los mismos sentimientos que tendrías por tu cónyuge e hijos. En la Vedanta, ser capaz de verte a ti mismo en todos los seres vivos se llama atmabhava. Atmabhava se explica en el Ishavasya Upanishad, el Kathopanishad y todos los Upanishads. También está escrito en el Bhagavad Gita (6:29):
El individuo ecuánime, inmerso en el yoga, ve a todos los seres vivos en sí mismo y a sí mismo en todos los seres vivos.
Este es el camino hacia el atmabhava. Sin embargo, es muy difícil de practicar. Por lo general, piensas: «No tengo ninguna conexión con los demás; ella no es mi esposa, él no es mi hijo ni mi hermano, no es de mi casta ni de mi religión, ni de mi pueblo, y no tengo nada que ganar de él».
Sentir el dolor de otro hombre en apuros solo es posible para las grandes almas. Sus corazones se conmueven. Sant hridaya navanita samana: «El corazón de un sabio es tan blando como la mantequilla recién batida». El corazón de una persona común solo se conmueve por aquellos a quienes conoce y ama, o aquellos con quienes ha sido amigo durante años. Si alguien te ha hecho un favor de alguna manera, entonces es natural que te preocupes por esa persona. Sin embargo, si sientes eso por alguien que nunca te ha pertenecido, entonces eso es paropkara, trabajar por el bienestar de los demás, y purifica el alma.
17 de septiembre de 1997, Rikhiapeeth Tomado de Rikhiapeeth Satsangs,volumen 3.
Podemos practicar hatha yoga, raja yoga, jnana yoga y bhakti yoga, pero estas prácticas solo apaciguan la mente de manera temporal. Todas ellas son tratamientos de primeros auxilios. No seremos capaces de lidiar con la mente, ya seamos jóvenes o viejos, ricos o pobres, capaces o incapaces, hasta tanto no podamos pensar y desear apasionadamente ayudar a los demás. Si queremos hacernos amigos de nuestra mente, debemos tratar al mundo entero como nuestra familia y tender la mano a tantas personas como podamos. La paz mental no es el objetivo final de la vida humana.
¿Cómo podemos encontrar la paz cuando en todas partes del mundo la gente llora y clama? El mundo está en llamas, nuestro propio vecindario está ardiendo, mientras nosotros estamos sentados con aire de suficiencia en nuestra habitación con aire acondicionado. Pero no falta mucho para que el fuego también envuelva nuestra casa. ¿Qué estamos haciendo por los que sufren a nuestro alrededor? ¿Qué estamos haciendo por los miles de millones de personas que viven por debajo del umbral de la pobreza en todo el mundo? Primero debemos cuidar de los demás y luego de nosotros mismos.
Primero debemos trabajar por su moksha, luego nuestro moksha estará garantizado. Primero aseguremos su paz y prosperidad, luego nuestra paz y prosperidad estarán garantizadas. Si no podemos pensar y comprender los problemas de los demás, nunca podremos autorealizarnos. De esta manera, se debe producir una transformación dentro de nuestra propia conciencia, ya seamos un sannyasin o un cabeza de familia; así nos convertiremos en una persona espiritual.
Tomado de http://www.biharyoga.net/pdfs/english/2025/january-2025-yoga.pdf
La meditación es un método a través del cual nuestra alma, nuestro espíritu, nuestras vidas pueden evolucionar, pero existe un gran problema que preocupa a muchos aspirantes. Ese problema es cómo lograr meditar con éxito, y es algo que muchas personas no logran resolver en toda su vida. Cerrar los ojos y mirar hacia dentro suena bastante fácil, pero sumergirse profundamente en la propia conciencia es algo que no resulta tan sencillo. Para hacer eso, debe haberse formulado algún tipo de sistema, alguna forma de entrar en meditación, que sea realmente una forma de adentrarnos en nuestra consciencia.
Existe un sistema así para guiar al aspirante por el camino de la meditación. Los principales obstáculos en ese camino son los numerosos pensamientos que se agolpan automáticamente en la mente, cada vez que nos sentamos a meditar. Éstos son de muchos tipos, tales como pensamientos sobre el pasado, el presente y el futuro. Existe la teoría de que estos pensamientos deben suprimirse inmediatamente, evitándolos con la fuerza de la mente.
Una segunda teoría apoya la idea de que, si un pensamiento en particular viene a la mente, hay que dejarlo llegar y observarlo cuidadosamente. No hay que suprimirlo. Toda la práctica de la meditación se basa en estas dos teorías fundamentales: una suprimir los pensamientos y la otra expresarlos.
Ambas ideas son correctas. Simplemente hay que aplicarlas correctamente. Cuando la mente está terriblemente alterada y los pensamientos se abalanzan sobre ella sin cesar, deberá observar sus pensamientos y ser testigo de ellos. Cuando la mente se vuelve relativamente tranquila y sólo vienen unos pocos pensamientos, que no son apremiantes y no sacuden su conciencia desde el centro mismo de su ser, entonces deberá suprimir esos pensamientos. Esas pocas distracciones deberán suprimirse y evitarse.
Por ejemplo, si usted está perturbado mentalmente y se sienta a meditar, y se da cuenta de que cada vez que intenta fijar el pensamiento en un punto, un tema, un objeto o un símbolo, de un modo u otro la conciencia se le escapará y, al cabo de un rato, descubrirá que se está quedando pensando en esas perturbaciones que ha sufrido durante el día.
Entonces, de nuevo intenta traer su mente de vuelta, pero ésta no quiere regresar. En este caso, será necesario que practique ser testigo de los pensamientos durante algún tiempo. Este método se conoce como silencio interior, en términos técnicos yóguicos, antar mouna. En sánscrito antar significa interior, y mouna significa silencio. Este silencio interior es el primer requisito, el primer paso para meditar con éxito.
Antar mouna
Esta práctica es buena para aquellas personas que tienen una condición mental muy perturbada. Su mente se comporta como un mono borracho. Es incapaz de sentarse tranquilamente ni siquiera por un segundo. Este primer paso no es para almas evolucionadas o aspirantes que ya están en el camino; es para principiantes que saben poco o nada sobre la meditación, la mente y la conciencia. Son bebés, por así decirlo, por lo que deben empezar por el comienzo con la práctica del silencio interior. Primero siéntese con la columna vertebral erguida. Esto es muy importante, no debe estar ni tensa ni doblada, sino erguida. Cierre los ojos y pregúntese en qué está pensando. Si vienen pensamientos a su mente, buenos o malos, déjelos. No controle ni un solo pensamiento, no retenga ningún pensamiento y no se deje perturbar por ningún pensamiento. Permita que fluya la corriente de la conciencia.
En esta práctica lo importante es que usted no es el pensador, es el observador de los pensamientos. Esta es la única actitud que debe mantener en todo momento, ser consciente y permanecer consciente de que usted es un observador, un visualizador de los pensamientos; no el pensador de los pensamientos. La tendencia es convertirse en parte del proceso del pensamiento e identificarse con ese proceso hasta el punto de que no hay diferencia entre el pensador y el pensamiento. En la práctica del silencio interior, la conciencia se divide en dos partes: una parte es el pensador y la otra es el observador del pensamiento. Debe existir un proceso constante de «estoy viendo el pensamiento», sin innvolucrarse en el pensamiento mismo.
Para ayudarse a seguir siendo el vidente, imagine una pantalla delante de usted. Véala mentalmente. Puede ser blanca, morada, rosa, amarilla o negra, quizá gris. El color viene determinado por la estructura elemental de su personalidad en ese momento. No permanece mucho tiempo del mismo color porque los elementos de su cuerpo cambian de un momento a otro. Cuando cierra los ojos, debe proyectar sus pensamientos en la pantalla. Por supuesto, cuando tiene los ojos cerrados, ve la oscuridad, el espacio interior o el firmamento interior. Ese espacio interior es la pantalla y sobre la pantalla usted proyecta pensamientos espontáneos; deben brotar del fondo de su conciencia.
Por definición, los pensamientos espontáneos proceden de su interior, no son inducidos por algún suceso externo. Por ejemplo, si le viene un pensamiento porque un hombre acaba de pasar por el porche, es un pensamiento externo que entra en su conciencia desde fuera. Pero suponga que le viene a la mente un pensamiento sobre sus padres, ése es un pensamiento procedente de las profundidades de su conciencia. Usted continúa proyectando estos pensamientos sobre la pantalla. Intenta agotar todo el acervo de los pensamientos de su subconsciente que se expresen espontáneamente, sin ponerle freno a ninguno. Durante toda la práctica usted sigue siendo el observador, y dice: «Estoy pensando y ahora me viene a la mente este pensamiento en particular».
En este método existe el peligro de que no seamos conscientes de que estamos viendo un pensamiento concreto. Se nos escapa de la conciencia. Sólo después de que el pensamiento haya pasado se dará cuenta de que pasó por su mente. Tarde o temprano, a veces en cuestión de días, descubrirá que su mente se vuelve cada vez más silenciosa. Así que esta práctica del silencio interior es una práctica para producir tranquilidad. En el yoga este estado de tranquilidad se conoce por su nombre sánscrito: pratyahara. Significa retiro de los sentidos, y es esencial para la meditación. Pero antes de que podamos alcanzar el estado de pratyahara, tenemos que pasar por todo un proceso de eliminación de pensamientos en la mente.
Hay otros pensamientos que también deben purgarse de la mente: los pensamientos del pasado que están listos para expresarse. Podemos establecer un paralelismo entre estos procesos de pensamiento y el proceso digestivo. Usted come un determinado alimento. Permanece en el estómago durante unas cinco horas, luego pasa al intestino delgado durante unas horas, después pasa al intestino grueso, al colon. Ha sido procesado, y lo que el cuerpo no necesita, ahora lo elimina. Del mismo modo, dentro de su personalidad hay cientos y miles de impresiones que pertenecen a esta vida, heredadas, importadas del exterior y pertenecientes a vidas anteriores. Todos esos pensamientos están en forma de impresiones que deben agotarse mediante su expresión en la meditación.
Hay experiencias e impresiones de vidas anteriores y también de esta vida que están en estado embrionario y aún no están listas para salir. Aunque usted quiera que se expresen, no lo harán porque son inmaduras. Luego hay ciertos pensamientos que necesitan salir y expresarse. Han llegado a la puerta. Han madurado y han llegado a un estado de fructificación. Esta masa particular de pensamientos tiene que salir. No puede reprimirlos. Estos pensamientos maduros han pasado por un proceso de reposo, un proceso de fructificación, de expresión del deseo. Por lo tanto, el meditador tendrá que agotar todos esos pensamientos que están deseando expresión, que se encuentran a las puertas de la mente. Esto puede hacerse mediante el silencio interior.
En la meditación, la primera práctica es el silencio interior. Puede prolongarse durante días, semanas, meses e incluso años. Es posible agotar la mayoría de los pensamientos más apremiantes en unas pocas semanas. En cuanto lo haya hecho, descubrirá que la calma llega a su mente y que los apremios del interior no son molestos. Entonces tendrá que lidiar con el ruido del exterior.
Agotar los pensamientos
Existe el ruido de la televisión, los altavoces, la radio, los bebés llorando, los niños jugando, los vecinos, los coches, los trenes, los aviones, junto con pensamientos sobre el futuro como «tengo que ir a la oficina, tengo que educar a mi hijo, tengo que cerrar la puerta» y ad infinitum. Tantos pensamientos perturban la mente. Estas distracciones también tienen que ser eliminadas de la mente. Ello significa que en la primera etapa de la meditación se deben hacer salir de la mente esas impresiones que buscan expresión. En yoga el método a utilizar es «ver» sus propios pensamientos. Obsérvelos durante todo el tiempo que pueda, siempre que le sea posible. No sólo en el momento reservado para esta práctica por la mañana y por la noche, sino en cualquier lugar, en todas partes. Si le viene un pensamiento, tome conciencia de él en cualquier momento. Tendrá que desarrollar una facultad para ver sus pensamientos desde que se levanta hasta que se retira por la noche.
¿Tiene idea de cuántos pensamientos llegan a su mente a lo largo de un día? No, porque usted no es consciente. La conciencia es una facultad que tendrá que desarrollar. En el momento en que desde las profundidades de su conciencia le llegue un pensamiento, deberá verlo, saber que ha llegado y luego dejarlo pasar. Por poner un ejemplo para que esto quede perfectamente claro, usted pasa muy a menudo por una determinada carretera. Hay muchos autos que también la utilizan a diario, pero usted nunca repara en ellos, aunque los mire varias veces al día. Pregunte a un policía de tráfico. Se fija en todas las matrículas porque es su deber hacerlo, ésa es su «facultad». En la meditación, tendrá que utilizar la facultad de un policía de tráfico, de modo que se fije en la naturaleza de cada pensamiento que pasa por la mente. Si hace esto durante el día, comprobará que su meditación tiene más éxito, en lo que se refiere a las impresiones del pasado.
Otra dificultad con la que tiene que lidiar son los pensamientos sobre el futuro, los pensamientos anticipatorios. Cuando se sienta a meditar, no surge ningún pensamiento del pasado, pero se encuentra con este segundo problema: comienzan los pensamientos sobre el futuro; posibles dificultades financieras, matrimonios, divorcios, economías, familia, si ciertas cosas tendrán lugar o no. ¿Qué debe hacer? Cuando le viene a la mente un pensamiento concreto sobre una dificultad futura, se está anticipando debido a un miedo básico en su personalidad, que no puede cortar de repente, es un complejo de miedo. El miedo aparece.
Tal vez exista el peligro de una crisis en su vida en algún momento futuro. ¿Qué va a hacer, apaciguar ese pensamiento o ignorarlo? Si no logra apaciguar ese pensamiento y se obliga a meditar en su deidad o mantra, ¿qué ocurrirá? En las profundidades de su meditación, aparecerán los miedos en forma de visiones. Verá dragones, serpientes, fantasmas y otras cosas de esta naturaleza, y pensará que son buenas experiencias, pero no son experiencias. Son expresiones de su propia conciencia. A menos que resuelva el problema particular de la conciencia, no sirve de nada seguir adelante con la meditación. Hay una solución sencilla para este problema. En el momento en que un miedo o cualquier otro complejo relativo al futuro venga a su mente, déjelo venir y deje que el pensamiento se desarrolle hasta el extremo. Estos son los problemas psicológicos. Deje que los pensamientos se desarrollen hasta tal extremo que piense en todo lo malo que pueda ocurrirle. Llegue a un punto en el que haya terminado con el pensamiento. Córtelo.
Ahora traiga a su mente un pensamiento contrario, utilice el mismo proceso de pensamiento, pero de naturaleza opuesta. Piense en un pensamiento positivo. Si le viniera a la mente que a veces en un futuro próximo, va a sufrir una grave pérdida financiera y deja que este pensamiento se convierta en la máxima catástrofe, entonces inicie el pensamiento de que puede gestionar sus problemas financieros, lo ha hecho en el pasado y lo hará en el futuro. En otras palabras, cree un pensamiento de contrapeso, una especie de pensamiento heroico lleno de fuerza. Debe tener confianza. La neutralización positiva supera a la negativa. Esta es la ley de la mente. Este es el punto dos. El punto tres se refiere a los problemas del presente. Uno de los problemas es qué hacer con el cuerpo físico que se niega a comportarse, en particular para el aspirante de Occidente, que siempre se ha sentado en sillas con el resultado de que las articulaciones de los tobillos y las rodillas están extremadamente rígidas. Para él la postura del loto resulta muy difícil. Además, descubre que su columna vertebral no se mantiene erguida, su cuello se resiente y se cansa y sus brazos a veces se sienten como si fueran de plomo. Estas dificultades pueden resolverse mediante los asanas, las posturas físicas. No existe ninguna ciudad de cualquier tamaño, sobre todo en Occidente, que no cuente con profesores que enseñen los asanas y pranayamas del hatha yoga. Hay muchos buenos libros sobre el tema que puede utilizar un aspirante, aunque es aconsejable contar con un profesor capacitado.
Junto con el problema del cuerpo viene el de una mente «ocupada» que debe aquietarse antes de que cualquier tipo de meditación tenga éxito. Una vez agotados los pensamientos del pasado y los pensamientos negativos sobre el futuro mediante los procesos descritos en los pasos uno y dos, pueden emplearse ciertas técnicas para eliminar los pensamientos del presente y aquietar la mente. Hay muchas formas de hacerlo: usando cuentas con un mantra como en el japa yoga y el canto o la música como en el bhakti yoga, por nombrar algunas. A través de estas prácticas puede traer la paz necesaria a su mente y cuando esto esté hecho puede proceder con la meditación.
11 de junio de 1968, Sociedad Teosófica, Chicago, EE.UU.
En el yoga no es necesario practicarlo todo. Si conoces la práctica correcta, quince minutos bastarán para trascender el espacio exterior. No necesitas días ni años enteros. Sin embargo, si practicas las técnicas equivocadas, que no son apropiadas para tus cualidades o funciones, entonces necesitarás años y años.
Una práctica importante que he visto que funciona con todas las personas, es cerrar los ojos y seguir todos los pensamientos que le vengan a la mente. No reprimas nada. Eso se debe hacer durante unos diez o quince minutos. No hagas nada más que sentarte tranquilamente y preguntarte: «¿En qué estoy pensando? ¿Estoy pensando en negocios, familia, relaciones, futuro, pasado, útil, inútil, malos pensamientos, buenos pensamientos?». Cualquier cosa, deja que vengan todos los pensamientos. Conviértete en un observador, permanece como testigo.
No te apegues y no te desapegues, simplemente obsérvalos imparcialmente. Hazlo durante unos diez minutos y luego dirígete a tu mantra. La tranquilidad llegará al cabo de veinte minutos. Entonces debes tener un punto, una imagen o una forma para la concentración. Debes tenerlo. Puedes tomar una estrella, una llama luminosa, una flor, una deidad o un gurú viviente; todo es lo mismo. Debes tener alguna imagen o forma en la que seas capaz de concentrar la mente.
Me refiero a la vida cotidiana. La gente necesita una mente fuerte que se puede conseguir con la práctica del yoga. Un poco de práctica de yoga te salvará de una crisis emocional. Tal vez, si hay conflictos en tu personalidad, puedas hacer algo al respecto. No te diré que sólo con unos días de práctica de yoga puedes liberarte de los conflictos. Es muy difícil; pero es cierto que mediante la práctica del yoga puedes lograr la armonía entre tus dos personalidades: bhoga que significa supresión y yoga que significa unión.
Cuando dos cosas se convierten en una, eso se llama yoga. ¿Cuáles son esas dos cosas que en el yoga se convierten en una? Los filósofos nos dicen que el yo individual y el yo cósmico se convierten en uno. Los bhaktas nos dicen que el jivatma y el Paramatma se convierten en uno. Como estudioso de la psicología, siento que hay dos personalidades en cada hombre: el ego y el super-ego. Siempre están en conflicto el uno con el otro. Todo hombre tiene dos personalidades, la personalidad subconsciente y la personalidad superior. Tu es algo para tí mismo y otra cosa para mí. A esta actitud esquizofrénica la llamo doble personalidad. Somos dos personalidades, y las dos personalidades se deben fundir en una, este es el objetivo último del yoga. Lo que eres por dentro, lo eres por fuera, y lo que eres por fuera, lo eres por dentro. Si soy un ladrón, soy un ladrón para mí y soy un ladrón para todos. Si soy un buen hombre, soy un buen hombre para mí y soy bueno para todos. Esta fusión particular de la doble personalidad en una sola se llama yoga. No es posible lograrlo en un día, lleva tiempo. Pero según la ciencia de la psicología y la ciencia del yoga, mientras haya una lucha entre estas dos personalidades, el ego y el superego, tu comportamiento no seguirá siendo el mismo. Siempre seguirás siendo anormal de un modo u otro. Tus pensamientos estarán nublados y tus decisiones nunca serán verdaderas.
Por lo tanto, para tener éxito en la vida y ser feliz, junto con el éxito es necesario que todo el mundo practique el yoga. El ser humano ha estado deseando el éxito y ha estado trabajando para conseguirlo, pero incluso después de haber logrado el éxito, no ha alcanzado la felicidad. Hay algunas personas que tienen éxito, pero son infelices, y otras que son felices, pero no tienen éxito. La felicidad y el éxito deben ir juntos y en los Upanishads eso se llama shreya y preya. Preya significa placentero y shreya significa el bien; ambos deben llegar al ser humano, y entonces la vida se vuelve completa.
La acción, el karma, es una mano y el yoga es la otra. Deberíamos llevarnos bien con la vida y ser conscientes de que esta civilización moderna que nos ha seducido no está completa y no es definitiva; es sólo una fase. Los estudiosos de la historia les hablarán mucho de ella, y quizás dentro de una década o dos, si todos nos volvemos a encontrar, conoceremos las limitaciones de esta civilización moderna. Es una fase; no es completa en sí misma, y va a conducir a alguna parte.
Si tenemos fe en la civilización moderna, y si dependemos de la civilización moderna, tal vez seamos conducidos al mismo punto de la historia que Babilonia y Grecia. Sin embargo, si estamos alerta sobre esta civilización moderna, y especialmente en lo que se refiere a los efectos sobre la mente humana, entonces quizá podamos sobrevivir como cultura, al igual que la India ha sobrevivido frente a los accidentes de la historia y a los estragos del tiempo, no porque la India tenga algo más, sino porque la India tiene fe; está arraigada en su cultura perenne.
Queremos todo lo moderno, lo cual está bien, pero al mismo tiempo sabemos que no es lo definitivo. Una vez que nos convirtamos en esclavos de la civilización moderna, naturalmente nuestras mentes se debilitarán, y como cultura pereceremos. Ya ha ocurrido en el pasado. Por lo tanto, es necesario que aceptemos la cultura y la civilización modernas, porque forman parte de la vida humana, pero tenemos que comprender sus limitaciones y complementarlas con el yoga.
Así que yoga para la mente y civilización para sus comodidades; con ambas unidas sobrevivirás en la cultura y te será posible ver el día de la felicidad.
Mayo de 1968, Sociedad Indo-Japonesa, Japón
Tomado de http://www.yogamag.net/archives/2020s/2023/2302/2302tdh.html
Deseo tratar un aspecto importante del japayoga: el manejo de la mala. Mucha gente piensa que poco importa sostener la mala con la mano izquierda o con la derecha; la mala puede sostenerse de cualquier forma porque es el nombre de Dios lo que se recita. Sin embargo, esto no es correcto. Aunque en algunos casos sí se repite el nombre del Señor, aquí estamos hablando simplemente de mantra japa, no de una práctica religiosa. De acuerdo con el yoga, el propósito de practicar japa con la mala es despertar la conciencia psíquica en un individuo normal.
Por supuesto, para aquellos que sólo recitan el nombre del Señor, no existe regla alguna en cuanto al uso de la mala. Pueden sujetar la mala de cualquier forma. Pueden practicar con 101 cuentas, 2.001 cuentas o con 50 cuentas, como quieran, pero si están practicando japa para el despertar de la conciencia, que es el propósito del yoga, entonces tienen que observar ciertas restricciones y seguir ciertos métodos para impresionar o influenciar la estructura psíquica.
Por qué utilizamos una mala
A muchas personas les gustaría saber por qué es necesario utilizar una mala. Aunque el japa sea una práctica para desarrollar la conciencia psíquica, podría hacerse sin ella. El uso de una mala no despierta la conciencia psíquica, así que ¿por qué debería utilizarla? Estoy totalmente de acuerdo que la conciencia psíquica es algo muy distinto de la mala y que esta se puede despertar, aunque no se tenga. El problema está en la psique humana, no permanece estable durante mucho tiempo.
Por lo tanto, se hace necesario elegir algún medio o base a través del cual se pueda saber dónde ha habido una interrupción o dónde se ha fallado. Con el fin de introducir un sistema para comprobar y detectar esos momentos en los que la mente se ausenta, y también para conocer el propio progreso, se ideó el método de japa con una mala.
En una determinada fase del japa, cuando su mente se vuelve tranquila, sosegada y serena, surge un estado en el que los dedos pueden permanecer inertes, como si se paralizaran momentáneamente. Uno está tranquilo y se olvida de sí mismo. A veces la mala también se cae y entonces se sabe que se ha perdido la conexión. Si la mala no está girando cuando llega ese estado, ¿cómo lo sabrá? Tendrá la impresión de que ha experimentado un estado espiritual elevado cuando en realidad ha entrado en laya.
Una tarde me ocurrió eso. A las seis me senté en padmasana a meditar. En unos instantes perdí el conocimiento y permanecí inerte en la postura hasta las cuatro de la mañana del día siguiente. Cuando me levanté estaba muy satisfecho de mi logro, excepto porque tenía un dolor terrible en las rodillas y los muslos. Fui directamente a ver a mi gurú y le dije: «Swamiji, acabo de sentarme durante diez horas en samadhi.» Se rió y dijo: «Eso está muy bien.», sin embargo, no me estimuló. Más tarde Swamiji me preguntó si practicaba japa y si tenía una mala. Le dije: «No». Me preguntó. “¿Qué pasó con la mala que te di?.» Le dije: «Bueno, en realidad no creo en malas.»
Él replicó: Puedes creer o no, eso es una cuestión intelectual, pero no es una cuestión de creencia, es una cuestión de necesidad; cuando tu mente es oscilante, tu psique es oscilante.Aquella noche en que estuviste sentado durante diez horas, ¿estás seguro de que tu conciencia estaba intacta o se quedó en blanco?». Le dije: «No lo sé». Él dijo: «Debe haber algún método para comprobarlo, para saberlo, para detectarlo.»
Pregunté: «¿Qué método se podría utilizar porque a esa profundidad de conciencia no es posible recordar nada?» Respondió: «Es la continuidad del japa con una mala lo que te lo dirá; durante toda la práctica este dedo y este otro se moverán, luego tu consciencia estará intacta.”
Por eso se dice: «Cuando el japa transcurre correctamente y tiene lugar la concentración, entonces la mala se moverá sin cesar.» No voy a entrar en más detalles sobre esto, sólo diré una cosa, que la mala puede no ser algo que su mente pueda aceptar, pero es algo que su mente requiere.
El número de cuentas
Para el japa siempre utilizamos una mala que tiene 108 cuentas. El número de cuentas requiere alguna explicación. En primer lugar, le diré lo que he oído y lo que he leído en los libros. El número 108 fue seleccionado de la siguiente manera. El número uno representa la Conciencia Suprema; el cero representa el cosmos, todas las galaxias de la creación, y el ocho representa los óctuples aspectos de la naturaleza física, puede llamarla la física.
Luego hay otros pensadores que dicen que esta cifra es la suma total de las adiciones matemáticas de la palabra «Brahma». Según el sánscrito, la palabra Brahma se compone de cuatro sílabas: Ba – 23, Ra – 27, Ha – 33, Ma – 25, y la suma total es 108. Hay otros estudiosos que creen que se eligió 108 porque representa el número de calaveras de la guirnalda de Kali. Esto significa que 108 denota 108 encarnaciones. Hay muchas más explicaciones dadas en diferentes libros y en diferentes religiones.
El número de cuentas fijado para la mala es 108 y la última cuenta se llama sumeru. Por el momento, la mala puede considerarse como el paso de la conciencia y el sumeru como el bindu. Estas 108 cuentas son los centros o estaciones a través de los cuales su conciencia va saltando y brincando hasta el bindu. Desde el binduse regresa, no se cruza el bindu. Cuando se llega a este punto, se completa una rotación del pasaje psíquico, entonces simplemente se invierte el mala y se continúa. Así que las cuentas nunca se mueven en un círculo continuo. El círculo se rompe con cada vuelta.
Este esquema particular se ideó para que la conciencia se reavivara y no perdiera el contacto con el tema principal. Si la mente se ausenta de algún modo y usted no se da cuenta en ese momento, entonces, cuando tenga que invertir la mala y todo el proceso, recordará: «Oh, sí, he perdido la conciencia.» Normalmente, cuando se empieza a girar la mala, se está bien hasta diez cuentas. Después de diez cuentas la mente empieza a oscilar y los dedos siguen automáticamente. Entonces, cuando llega la última cuenta, la conciencia se ve obligada a reanimarse, de lo contrario habrá algún error en el conteo.
Movimiento de las cuentas
En el japa hay una forma particular de mover las cuentas en la que sólo se utilizan tres dedos: el pulgar, el tercero y el cuarto. Separe los dedos tercero y cuarto y coloque el mala entre ellos. A continuación, gire las cuentas utilizando el pulgar y el tercer dedo. Es muy sencillo. Puede practicar con la mala sostenida cerca del corazón, pero normalmente la mala se vuelve pesada. Para los que practican varias malas, es necesario algún apoyo para que la pesadez no se note en los dedos. En este caso, no se apoya la mala con la mano contraria, se utiliza un cierto tipo de bolsa de tela conocida como gomukhi.
Para practicar japa con la mala durante cualquier periodo de tiempo, se recomienda el uso de un gomukhi. Un gomukhi está hecho de tela en forma de ángulo recto. La mano va dentro y hace girar la mala que se apoya en la parte inferior de la tela. El gomukhi es muy ligero y facilita la práctica del japa. Lo utilizan quienes hacen anushthana, practicando hasta 50.000 o 60.000 repeticiones al día. Para ellos es imprescindible.
Modificación del flujo respiratorio
Para quienes practican muchas malas a diario, el yoga también es imprescindible. Cuando uno se sienta y practica muchas rondas de japa, el flujo de las nadis cambia a causa de ciertas alteraciones que se producen en el cuerpo. Por lo tanto, el yoga se utiliza para equilibrar el flujo de las nadis. Cuando practique japa, la fosa nasal izquierda debe estar siempre fluyendo. Si ambas fosas nasales fluyen está bien, pero la fosa nasal izquierda debe fluir predominantemente. Si la fosa nasal izquierda está cerrada y la derecha fluye, entonces tiene que utilizar un método para cambiar el flujo de la nadi. Este es el tema del swara yoga, la ciencia de despertar el conocimiento psíquico a través de la conciencia de la respiración. Antes de comenzar la práctica del japa, si la fosa nasal derecha fluye y la izquierda no, puede cambiar el flujo colocando la mano izquierda bajo la axila derecha durante unos quince minutos hasta que la fosa nasal izquierda comience a fluir.
Importancia de la soledad
Si el japa se practica de forma incorrecta, puede tener efectos adversos en la psique. En primer lugar, la práctica del japa no se debe hacer delante de nadie, especialmente de un no practicante. Es diferente si cinco o diez personas están sentadas juntas en una habitación y todas ellas son practicantes; entonces se puede hacer así. Sin embargo, si uno de los miembros de su familia no lo aprueba y usted sigue practicando delante de él, puede ser muy perturbador tanto para usted como para él. El japa no es una práctica que pueda ser comprendida por personas intelectuales, por lo que se debe practicar en absoluta reclusión. Es una ley natural, que cuando los actos psíquicos se realizan ante los demás, pierden su poder, por lo tanto, la regla siempre ha sido que el japase deba realizar en absoluto secreto y no como un espectáculo. Ese es un error común en el japa.
Un gurú, un mantra
Cambiar el mantra es el segundo error en el japa. Supongamos que usted me ha pedido un mantra y ha podido desarrollarlo hasta cierto punto, pero no completamente, porque yo no pude explicarle toda la práctica. Entonces, usted busca a otra persona que sea más capaz de despertar ese mantra y de darle instrucciones más detalladas al respecto. Puede buscar su ayuda, pero no debe cambiar el mantra. En el momento en que cambie el mantra creará confusión en su mente inconsciente y, una vez creada, esa confusión nunca podrá corregirse. Por eso hay instrucciones estrictas de que nunca debe cambiar de gurú ni de mantra. Estos dos se convierten en símbolos de su conciencia y cualquier cambio en ellos es un indicativo de confusión.
A veces ocurre que se le ha dado un mantra, pero usted siente que otro mantra sería más poderoso, y su mantra es menos poderoso. Algunas personas se sienten así y, subconsciente o inconscientemente, intentan conseguir otro mantra. Eso no se debe hacer. El mantra se debe seleccionar con sumo cuidado, fe absoluta y decisión final. La fe debe estar ahí, pero hay que decirle a la mente: «Voy a tomar una decisión final y después, aunque no me guste este mantra, no voy a cambiarlo.»
Este es un importante error en el japa y mucha gente lo ha estado cometiendo. La gente cambia tantas cosas; cambian de secta, de comunidad, de religión, pero no saben lo que están cambiando. Están cambiando toda la estructura de la mente inconsciente y creando así mucha confusión en su psique, no sólo en esta vida, sino también en el más allá.
Por lo tanto, el mantra no se debe cambiar. Sea cual sea el mantra que tenga, ya sea un mantra sánscrito, un mantra latino o cualquier mantra, con o sin significado, por favor, siga con él. Si en algún momento desea comprender un poco más sobre él o si quiere que se añada algo a su práctica, entonces debe acudir a esa persona que le ayudará a desplegar su conocimiento sin cambiar el mantra. Este es el segundo error en el japa.
No se exceda El tercer error que cometen muchas personas es exagerar la práctica. Están tan entusiasmados con ella y piensan que es el método más fácil y mejor para lograr la autorrealización, así que hacen miles y miles de repeticiones diarias hasta que su mente acaba por estropearse o se vuelve introvertida y embotada. Por lo tanto, es muy importante no abusar de la práctica. Usted sabe muy bien que cualquier medicamento potente no debe tomarse por encima de la dosis prescrita. Del mismo modo, si cree que su mantra es poderoso, no debe practicarlo indiscriminadamente. Por eso, el día que el gurú da la iniciación, prescribe el límite máximo. En el momento de mi iniciación, mi gurú me dijo que hiciera cinco malas después de salir de la cama, cinco malas al acostarme, cinco malas después de comer y cinco malas después de cenar, pero ya saben, a mí cinco malas sólo me llevan tres minutos. Me preguntaba por qué Swamiji me había prescrito todas estas prácticas tan cortas. Pensaba que debía practicar media hora, una hora, dos horas, tres horas, pero me dijo: «No faltes a la práctica ni siquiera un día y entonces te aseguro que algo sucederá.» Así que solía hacer la práctica por la mañana, después de comer, después de cenar y cuando me iba a la cama. Ahora estos doce minutos de cada veinticuatro horas han entrenado mi psique, han establecido una rotación particular en el movimiento, y estoy tan acostumbrado a ello que mis veinticuatro horas están cronometradas según esos momentos particulares; no puedo evitarlo. A esto se le llama disciplinar la psique. Del mismo modo, en el japa lo más importante no es la cantidad, ni siquiera la calidad, sino la regularidad de la práctica. Los que buscan la cantidad realizan muchos miles de repeticiones. No estoy desalentando esto, pero a menudo se vuelven aburridos e introvertidos y a veces se produce una sensación involuntaria de desmayo y entonces tienen que abandonar la práctica. Estarán sentados y la mente empieza a desfallecer. ¿Por qué? Este mes y el mes pasado, entre las doce y las cuatro, estuve haciendo miles de repeticiones de mantras y luego lo dejé. Ahora, exactamente durante ese periodo, mi mente empieza a desmayarse. Eso se convierte en la condición del sistema nervioso. Así que se dice que usted debe tratar de entrenar su sistema nervioso gradualmente. Excederse en el nuevo entusiasmo es uno de los errores en el japa yoga.
Uso de la mala La mala destinada al japa nunca se debe llevar puesta ni colocarse alrededor del cuello. La mala para llevar puesta y la mala para la japa son dos malas diferentes. No preste a nadie su mala. No es en absoluto necesario llevar la mala aunque llevar la mala es bueno, pero prestar la mala o pedir prestada una mala no es bueno. Si un día no tiene mala, debe empezar a contar con los dedos. Según el método de la japa sadhana, especialmente en la sadhana tántrica, en el momento en que se rompe una de las cuentas, no se le permite usar la mala. Esto tiene muchas referencias en el tantra shastra. Así que no utilicen la mala cuando una de las cuentas esté rota. Dicen que se ha vuelto inútil. ¿Entonces qué hacen? Siempre llevan consigo una mala de repuesto y esa mala se utiliza. La otra mala se desecha. En la India sólo tiramos la mala al Ganges. Nunca se tira en cualquier sitio.
Pronunciación del mantra Por último, quienes deseen practicar el japa con un propósito específico, deben cuidar siempre la pronunciación. La pronunciación correcta del mantra podrá crear las figuras de pensamiento en su interior. En lugar de recitar Om Namah Shivaya, si dice Om Namay Shivaya u Om Namah Shivaye, el sonido cambia y, por tanto, las imágenes también deben cambiar. Para que estas imágenes sigan siendo las mismas en todo momento, es necesario que la pronunciación del mantra sea correcta. No sólo la pronunciación gramatical, sino también la pronunciación psíquica debe ser correcta. En los Vedas hay dos tipos de pronunciación que voy a explicar en pocas palabras. En la pronunciación gramatical, lo importante es el acento, y en la pronunciación psíquica, el tono en relación con el chakra. En lo que respecta al mantra, la pronunciación psíquica debe ser perfecta.
Si sólo la articulación gramatical es correcta, y la articulación psíquica no lo es, dicen que el mantra no producirá en su interior la forma y el efecto deseados. Podré hablarle más sobre esta pronunciación psíquica al final de su estudio del sánscrito, ya que es algo que se debe aprender y no sólo oírse. Por lo tanto, quienes quieran escoger un mantra para el japa de un gurú inexperto, deben tener mucho cuidado con la selección. También se dice que los mantras seleccionados de un libro o cualquier texto antiguo son tan peligrosos para el practicante como una flecha envenenada para el cuerpo. Con esto he concluido prácticamente el tema del japa yoga, excepto en lo que respecta a escribir algunos mantras para su información.
Tomado del libro Early Teachings, Volumen I, página 132 a 140