¿Cómo influye la meditación en las acciones?

El objetivo y los esfuerzos espirituales de una persona corriente no están bien integrados. Su pensar, sentir, querer y actuar no se apoyan mutuamente, sino que se oponen. Su objetivo espiritual no es el objetivo principal en la vida, sino que está subordinado a los objetivos mundanos, materiales. En sus esfuerzos, no sigue la moderación, sino que oscila del ascetismo a la indulgencia, del pesimismo al optimismo. Está hundido en las profundidades y flotando entre nubes altas. La integración de la personalidad es la alineación de los propios pensamientos, palabras, acciones y aspiraciones. Una vida integrada es una gran sinfonía de muchos reflejos, impulsos, deseos, emociones, pensamientos y propósitos. Hay armonía entre estas dimensiones de la personalidad y no se producen notas discordantes.
El signo seguro de la integración de una persona es su comportamiento. Una persona así es siempre sincera, honesta y directa en palabra, pensamiento y acción. Como es honesto consigo mismo, lo es con los demás. Veraz por naturaleza, no exagera, tergiversa, manipula ni distorsiona los hechos para adaptarlos a sus propios intereses. También sabe que la verdad puede transmitirse mediante el silencio. Lo que realmente es y lo que aparenta ser es siempre lo mismo, por lo que nunca es reservado. No le da vueltas al pasado ni sueña con el futuro. Actúa en el presente vivo.
Al ser de conciencia limpia, no procrastina ni vacila. De mentalidad positiva, siempre está dispuesto a aprender y a crecer. Acepta las pruebas y tribulaciones de la vida tal y como vienen y no culpa a nada ni a nadie por ellas. Basado en el conocimiento de sí mismo, no es ni agresivo ni defensivo en su trato con los demás. Es espontáneo, eficaz y creativo. La moderación es su lema, el discernimiento su pauta y el autoconocimiento su meta.
La meditación permite descubrir el ritmo de una vida integrada, que se caracteriza por el retiro y la respuesta al mundo cotidiano. El mero retraimiento o renuncia sin respuesta carece de sentido, mientras que la mera respuesta o reacción sin retraimiento es desastrosa. Cuanto más activo se es, más se requiere ser meditativo. De hecho, ahí reside uno de los secretos del progreso en la vida espiritual. La meditación es inspirar, la actividad es espirar.
El siguiente signo importante de transformación del carácter y la personalidad que indica el progreso en la meditación es el aumento de la firmeza mental y el dominio sobre los sentidos. En la meditación, la firmeza de la mente y la constancia en la práctica van de la mano, una complementa a la otra. El éxito de un aspirante en la meditación puede inferirse de la forma en que realiza sus acciones. Se manifiesta como un aumento de la concentración, la eficacia, la previsión y la memoria. Se le hace posible realizar más acciones en menos tiempo. Sus percepciones se agudizan y su capacidad de observación se aclara. La firmeza mental es el resultado del autocontrol, y el autocontrol es el control tanto de la mente como de los sentidos.
(Tomado del libro de Karma Yoga, libro 4, página 60)